viernes, 31 de julio de 2015

Caso de inquisición en Caracas "El Patio de los Claveles"

Curioso artículo de Don Antonio Reyes, sobre el único caso de inquisición de Caracas, será interesante seguir investigando para verificar la certeza del hecho o si forma parte del realismo mágico que figura en algunas de nuestras crónicas. 



"El sitio elegido de hoy para comentarlo en estas columna no es propiamente un paseo urbano ni tampoco una plaza parroquial. Sin embargo, cabe muy bien dentro de la denominación categórica de plazas y paseos en razón de que se trata de un paraje típicamente caraqueño y por añadidura público.
El relato de hoy comienza en la descripción del antiguo "patio de los claveles "perdido- por mandato de las reformas de edificaciones- en la parte noroeste de Caracas. Es bien sabido cómo esta ciudad capital inició sus construcciones y trazado de calles, de preferencia, entre los puntos cardinales mencionados. Y es también conocida la circunstancia de cómo el "patio de los claveles" estuvo ubicado entre las esquinas de "Pelota" y "Punceres".

En algunas crónicas de los viejos tiempos coloniales se encuentra la mención de ese sitio. Para ciertos cronistas dicho patio constituía solamente un lugar pintoresco. Para otros su importancia se hallaba en haber servido de sede de una escuela con la característica de haber sido allí donde por primera vez se observaran las peculiaridades  de nuestra flora. Algo como primitivo "campo experimental" guiado por la mano experta de un erudito botánico que viniera de España confundido entre la densa imigración de aventureros y hombres de garra y presa. 
¿Quién era este hombre misterioso venido de las tierras de Iberia? ¿Se trataba acaso de un retardado alquimista a quien la aurora de Renacimiento no lograra arrancar de su primera posición? Nadie en esta hora podría afirmar o negar nada al respecto. Preferible sería situarse, como lo hace el cronista, en un punto equidistante entre la negación rotunda y la afirmación sistemática. Todo es posible en estos campos de Dios! Pero lo cierto fue que el nombre de Lucio Lombardo quedó estrechamente unido a la tradición de la primera escuela que se fundara en la Villa de Diego de Losada. Al efecto expresa un escritos contemporáneo:"..Pasado el jardín que lograba por cierto la admiración de todos los vecinos de la ciudad y que habían dado en llamar "patio de los claveles" se llegaba a la casa de caprichosa construcción. Allí vivía el maestro, un tal Lombardo, de quien se referían cosas admirables..."

Más, lo cierto era que a Lombardo se le temía y se le admiraba. 
Una aureola de enigmáticos tonos envolvía por entero lo severo y ponderado de su silueta. Por lo demás, prestaba excelentes y desinteresados servicios. Los jóvenes confiados a su cuidado progresaban en su formación cultural.

Pero un día cualquiera alguien habló:"Lucio Lombardo era un hechicero." El, debía denunciarlo: Lombardo a altas horas de la noche se perdía en los extramuros del cementerio, y allí de modo sacrílego. Contemplaba durante muchas horas la tranquilidad de los sepulcros!...Rápidamente la noticia cundió por todos los ámbitos de la incipiente ciudad. Las autoridades tomaron carta en el asunto. Y Lucio Lombardo fue detenido sin miramiento alguno. 

El juicio comenzó. Un hálito de prevención circundada todas sus palabras de defensa. El proceso irregular seguía su curso inexorable. Se arguyeron pruebas: Lombardo clandestinamente escondía en su habitación del "patio de los claveles", retortas, probetas y alquitaras de diversos tamaños...
Lombardo con firmeza de palabra y serenidad de ademanes aceptó con resignación los cargos. Inútil, por lo demás, fuera su pretensión de señalarse como hombre de ciencia. Hubo un momento en que expresó: "Las osamentas producen luz; quizás la vida o los principios de ella residen en la médula de los huesos y por ello voy a los cementerios. De allí me interesa la luz azulosa que brota de la tierra"...

Por último, la sentencia tuvo fuerza pública por medio de improvisados bandos. Y Lucio Lombardo conoció los tremendos dolores de la hoguera. El sitio elegido fué la esquina conocida hoy por Santa Bárbara; a la margen izquierda  de la quebrada, que cruza hoy el puente próximo a ella. Posiblemente esa ejecución constituye la única nota tenebrosa de la inquisición en esta Caracas gentil. Lombardo fuñe la víctima propiciatoria y el escenario no pudo ser más típico.

Años después alguien pretendió rehabilitar la memoria de Lombardo. Un descubrimiento trascendental así lo aconsejaba: En Suecia el sabio Gahn, acababa de descubrir la existencia del fósforo en los huesos.”

Por Antonio Reyes
1940

Nota sobre el artículo por el Lic Juan Gant-Aguayo

" La crónica es bien curiosa. Voy a precisar algunas cosas antes de dar mi opinión. La esquina de Pelota fue durante la primera mitad del s. XVII el sitio donde se mataba el ganado, donde estuvo la carnicería, hacia el este, hacia Punceres pues, cerca de la barranca del Catuche. Era por tanto sitio malholiente y no muy sano para habitar solares en dicha cuadra. Por allí pasaba, más tarde, la muralla que en 1680 decidieron levantar los caraqueños para defenderse de corsarios poderosos como Grammont o Morgan, que habían jurado tomar Caracas. Restos de esa muralla quedaron en pie, en esa esquina de La Pelota, y fue luego usada esa gruesa pared, en el s. XVIII, para jugar una especie de frontón o Jai Alai cuando a los vascos de la guipuzcoana les dio por importar su tipo de beisbol a Caracas. De allí el nombre de la esquina de La Pelota. Por otro lado, escuelas en Caracas, como tales, para instrucción de párvulos no hubo en Caracas sino muy a fines del s. XVIII. Siempre hubo 'maestros', (muchas veces beatos o ex seminaristas) que cobraban un estipendio del cabildo o de los padres por instruir a los niños. Esa era la forma como los vecinos instruían a sus díscolos retoños, aprendiendo a leer y escribir, suma, resta, multiplicación y división y casi más nada. Los conventos eran las otras escuelas serias. Lo tercero que quiero señalar es que Inquisición, lo que llamamos Inquisición del tipo de Torquemada, con hogueras, torturas, mazmorras y autos de fe, con condenas tipo a Galileo Galilei o persecución de brujas no hubo en Venezuela. La Inquisición policial 'vigilante de la Santa Fee' solo se desarrolló en la provincia bien entrado el s. XVIII, y fue muy laxa, complaciente más bien, puesto que sus representantes era vecinos y familia y caraqueños, no unos monjes locos medievales venidos de Castilla, y los pocos casos que se juzgaban apenas alcanzaban a hacer arrepentir a alguno que se pasara de blasfemo, o que fuera sospechoso de gitano o judío metido en la catedral rezando. Nunca se quemó a nadie en Caracas, hubiera sido un caso estudiadísimo hoy día y célebre si eso hubiera ocurrido. A lo más se azotaba a practicantes de bestialismo o colaboradores en incestos, tal como hizo el obispo fray Mauro en 1643 con doña Elvira de Campos, y eso sin intervención alguna de Inquisición. Yo por todo ello, y por no ver en el relato ninguna fecha o indicio de época que oriente, opino que ese cuento es un bulo, una leyenda urbana, con todo respeto a quien lo inventó o publicó. Por demás está decir que no conozco a ningún Lucio Lombardo en la historia colonial de Caracas, y el único que aparece en Google o en los archivos digitales es un mátemático italiano de inicios del s. XX. Saludos."


2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con lo expresado por el Lic Juan Gant Aguayo. Tiene toda la pinta de una leyenda urbana. Los procesos de la inquisición no eran de ese modo. Además al "reo" le daban la oportunidad de arrepentirse en último término. Si la falta o "delito" era considerada grave, tenía que abjurar "de vehementi" si se negaba a hacerlo, era pasado a "la autoridad civil" y era quemado. Si la falta era considerada menor, tenia que abjurar "de levi" Si los reos o víctimas, como se prefiera, abjuraban no eran quenados pero estaban sujetos a penitencias y sanciones de otro tipo de por vida
    Existió un callejón Claveles pero por Abanico a la otra esquina, estoy mal en esa nomenclatura tradicional, creo que Pelota
    Hasta donde yo se existió Inquisición en Cartagena, México, Lima (muy activa) y creo que Buenos Aires

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