viernes, 26 de julio de 2013

La Sinagoga del Conde 1944

La Sinagoga del Conde
Revista Billiken 1944


Enclavada en la parte más airosa de una moderna urbanización del Este, luce sus líneas impecables la Sinagoga Sefardí de Caracas, de arquitectura románico-renacentista, erigida por la comunidad judeo-española residente entre nosotros,  la cual, en este mismo año ha conmemorado el cincuentenario de su fundación.

La colonia sefardí, ya en definitivo arraigo venezolano, se ha caracterizado por la laboriosidad de sus componentes, así como por sus indiscutibles méritos en sociabilidad y franca solidaridad hacia el pueblo de Venezuela que ya es patria de esos hebreos que hablan nuestra lengua y descienden de aquella vieja cepa española que dio hombres de la talla de Maimonides el más saabio de su época,  de Yuda Ha-Levi, el inspirado poeta, de Jacobo “el de las leyes”  consejero de Alfonso X, el sabio, cerebro famoso de las Sietes Partidas, de Luís Ángel, el financista de Colón para el descubrimiento de América, tesorero de la reina Isabel la católica.

La Sinagoga de El Conde, como se le conoce, conjuga armónicamente la esbeltez de la forma con la adusta sencillez de la arquitectura. Su interior, el gran salón de oraciones a todo lo alto de la bóveda, la bordea una estrecha galería. Hacía el fondo,  sin otro adorno que la columnillas salomónicas que sustentan el sacro tabernáculo de los pergaminos de la Ley de Moisés, una sobria silletería de caoba asiento del consejo de los ancianos. En el frente , hacía el centro,  la tribuna del oficiante con la misma discreción de lujo sin ostensibles de brillante decoración disimulada por el rojo terciopelo  donde apoya el oficiante  el libro de los ritos y el rollo de la Ley. Los asientos para los fieles dispuestos en fila detrás de la tribuna  y frente al tabernáculo, completan el decorado del templo donde los hijos de Israel veneran al Dios de sus mayores, en la lectura de la Biblia, el libro de su historia, el libro de los libros, sublime compendio que encierra la vida de un pueblo que abrió las páginas de la humanidad.   

Honorable en su más alta expresión, la comunidad que rinde culto a Dios en la Sinagoga de El Conde, cuente en su seno, entre otros valiosos elementos que le prestan la fuerza de su juventud y el impulso de sus actividades, un hijo de Caracas vástago de honorable familia que ha hecho de la bondad un culto. Nos referimos a Don José Sabal hijo, quién ejerce la Presidencia de la Sociedad Israelita  de Venezuela. Propulsor eficiente de cuanto venga en beneficio de la labor cultural de la sociedad, una de cuyas finalidades es hacer el bien a todo trance.

Fieles a este propósito las honorables personas que integran la “Sociedad de Damas Israelitas de Venezuela”  se apuntan en su proficua labor, puntos que exaltan su personalidad.
Fundada en el año de 1936 tuvo como base de sus actividades, efectuar un reparto de canastillas en los establecimientos asistenciales de la ciudad, en los cuales han invertido desde que les dan derecho  a la gratitud de los hogares venezolanos desde su fundación hasta el presente, la muy apreciable cantidad de 83.202 bolívares.
Ello en 5943 canastillas grandes, compuestas cada una de las siguientes piezas: dos fajitas, cuatro sabanitas, dos abrigos, tres camisitas, dos cobijas, dos pares de escarpines, y un vestidito. Es de advertir que la mano de obra queda excluida toda vez que son confeccionadas por las Damas Israelitas y las materias primas obtenidas a precios de costo en los establecimientos de los caballeros de la misma sociedad. El costo de cada canastilla es de Bs.14.
Los establecimientos de la asistencia social : Institutos “Simón Rodríguez” , “Cruz Roja Venezolana”, “Hospital Vargas” , “Casa Pre-Natal de Maternidad Concepción Palacios” y otros centros particulares que han recibido tan hondo beneficio.  
La situación creada para la parte desvalida, motivó la distribución adicional de 100 canastillas entre la gente proletaria, a partir de 1943; y sin alterar el plan primitivo, ni disminuir sus envíos permanentes ha distribuido hasta la presente, 1.300 canastillas.
Da una idea de la nobleza de alma que priva en las Damas acerca de las cuales nos referimos, de hecho de estar distribuyéndose en la actualidad 100 canastillas mensuales en la casa  de Maternidad y 40  en casas particulares.
Esta actitud y la que observan los caballeros que integran la Sociedad Israelita de Venezuela, dan una idea de cómo comparten el producto de su trabajo honesto y edificante, los caballeros israelitas, con personas que no importa su raza ni credo. Porque su móvil es hacer el bien.  
    
Notas de la Revista Elite 1954

Antes de su demolición en noviembre de 1954 

1936 - Colocación de la primera piedra de la que sería conocida como la sinagoga de El Conde, en la urbanización de ese nombre, en el centro de Caracas.

1939 - Inauguración de la sinagoga de El Conde.

1954 - Firma de la cesión del terreno de la sinagoga de El Conde la que posteriormente es demolida para dar paso a la Avenida Bolívar. Adquisición de un terreno en la urbanización Maripérez para la construcción de la nueva sinagoga. Los rezos se trasladan a una casa situada en El Conde

Al conocer que su Sinagoga sería demolida, los Judíos sefarditas de Caracas se resistieron al principio, pero ya se han resignado y proyectan reconstruir su iglesia en el mismo barrio" - Elite mayo 1954- fue demolida en noviembre de 1954 y mudado los rezos temporalmente a otra casa en la misma Urbanización, hasta que se construye el nuevo templo en Maripérez

martes, 23 de julio de 2013

Recorriendo la calle Este 1- hoy, Av Urdaneta

CALLE ESTE 1


Escuela de Música  José Ángel Lamas

Olvidamos citar de Santa Capilla a Veroes el edificio para la escuela de música construida en la época de la administración del general Cipriano Castro, la cual continúa al este de la Santa Capilla. De Veroes a las Ibarras existió el hotel “Royal” cuyo gerente Oscar García, fue vecino en la parroquia foránea de El Valle. Entendemos que en este mismo local existió el edificio del antiguo teatro Caracas que consumió un voraz incendio. La Torre de la esquina de Veroes en once pisos, edificio “América”, construido por don Mario Pérez Pizani, quien también instalara una fábrica de clavos por los alrededores de Catia. Este edificio fue uno de los primeros construidos en la avenida Urdaneta, igualmente el que con un amplio frente y varios pisos construyera don Julián Karam, de la esquina de Las Ibarras a La Pelota. Continuando la vía de Pelota a Punceres hubo tres casas muy hermosas, la de don Bartolomé López de Ceballos y la del maestro Pedro Elías Gutiérrez, director de la banda marcial y celebrado compositor musical. Además, el que fuera en una oportunidad médico de Juan Vicente Gómez, suegro de Laureano Vallenilla Planchart.



En la esquina de Punceres funcionó el Transporte Táchira, para la región del primer Martín Marciales, quien nunca usó el Jaime que le correspondía como su segundo apellido. Al frente, entre Punceres y Plaza López, aun existe el Escritorio Jurídico del abogado de consulta Tomás Liscano, el cual, desparecido Liscano quedó en manos del Dr. Rafael Caldera.

La Plaza “Macuro” en cuyo centro estaba el hermoso monumento a Cristóbal Colón, hoy colocado al frente de la calle “Mary- Pérez”. La plaza fue construida en alto y rodeada con barandas de mampostería, contando con tres entradas por medio de gradas. En su acera norte se iniciaba en subida formando un abanico al descender en la esquina de Las Ánimas. Igual aspecto ofrecía la acera del frente. De la esquina de Las Ánimas a Platanal, Candilito y Urapal donde existió la fábrica de vidrio del general Manuel Corao. Aun no se había construido el puente sobre la Quebrada Anauco, el cual vino cuando se instaló en un edificio de varios pisos las oficinas de La Controlaría General de la Nación, al frente de la margen este de Anauco, en terrenos de San Bernardino.

 
Av Urdaneta / Esq Urapal 
Fuente: La Caracas que Conocí
de Francisco A Moya Martínez 

sábado, 20 de julio de 2013

El Calvario

El Calvario
Elite 1973





“Testigo de muchas épocas. Mudo señor de historia diversas, que con su tolerancia de viejo sabio y sereno,  ha podido soportar el paso de los años, con la naturalidad estoico y tranquilo de quién mira su sino [sic]. Este es “El Calvario”. Sitio que evoca el pretérito cercano, con la fruición análoga de aquel lugar por donde transitara el hombre de Nazaret.

El Calvario venezolano  fue en su época, asedio para el concentrado estudio de los jóvenes universitarios de hace cuarenta o cincuenta años atrás.  Pero también fue el sitio oportuno de sabrosos paseos familiares, o de la indiscreta pero emocionante cita amorosa.  En cualquier ocasión, bien que si, era el vértice de un encuentro,  del inicio grato y placentero de una mañana, o del reto fanfarrón y sonajero de la famosa “peguito” o la salida del colegio o del liceo.

Pero más tarde, la urbe pujante fue olvidándolo, acostumbrado a su presencia de años, y ya no más inocente su tránsito. Toda una pléyade de gentes, víctimas de las transculturización que genera todo  progreso,, fue hallándolo poco a poco. Y ya no fue otra vez clara ni sencilla la palabra, y fue difícil comprender al “musiú”    inmigrantes   …. , que, sin quererlo y obligándolo  por las circunstancias que  fue desplazando al criollo del que ya no se acordaba.

Los venezolanos íbamos dejando atrás, con acelerado paso, la tradición, la leyenda, el minúsculo conversatorio de las gentes que paseaban por las frescas tardes caraqueñas  cuando la ciudad ostentaba presuntuosa,  21 grados de eterna temperatura.  O que disfrutaban del sol en los cálidos domingos, cuando desde lo más alto de la pequeña colina, jadeantes, luego de alcanzarla, podían divisar en su mágico esplendor cómo aquella Caracas de Pérez Bonalde, estiraba sus piernas y sus brazos, mientras en su tímido pecho brotaban erguidas,  las dos razones suficientes de que (ilegible)   grande y moza.
De aquel Calvario solo nos queda el recuerdo, en las no sé cuantas escaleras que todavía conducen hasta el pedestal de la Estatua de Colón y que de pequeños siempre  nos parecía desafiante con su conquista.”



Nota actual

El Colón que ya no está y desconocemos su paradero.  Ahora ocupa su lugar Ezequiel Zamora, líder de la Guerra Federal, bajo el silencio y la aceptación de los caraqueños. El Calvario capricho de los autócratas, fue llamado Guzmán Blanco y desde el 2010“Ezequiel Zamora”. Para los caraqueños retrospectivos siempre será “ El Parque El Calvario”.

 María F Sigillo 




De Sabana Grande a Chacao

Cerca del  446 aniversario de la fundación de nuestra ciudad, quiero compartir con ustedes una serie de artículos que he ido rescatando y transcribiendo sobre nuestro pasado, comenzando con el trayecto de Sabana Grande a Chacao.  

Para Viajar de Sabana Grande a Chacao
Se pasaba por las pulperías de Chacaíto
 
Chacaíto 
“ A la orilla del antiguo camino entre Sabana Grande y Chacao se hallaba  el punto de “Chacaíto”  con sus pulperías  y casas de corredor. Hacía el Sur se encontraban las vegas y el trapiche de la Hacienda Bello Monte, donde Bolívar transcurrió largas temporadas de su juventud. Muy cerca de este sitio cruzaba el primitivo sendero que conducía a las poblaciones de Baruta y El Hatillo no sin antes tener que atravesar el río Guaire por un estrecho y hermoso puente colgante.

Desde Chacaíto se va en la actualidad a todas las urbanizaciones del este y aún a Petare pasando por Chacao. Alejandro Humboldt en 1800 se preguntaban por qué razón la primitiva ciudad no había sido edificada en la parte más extensa y llana del valle de Caracas.
Desde las estribaciones de la Cordillera, las vegas caían en suave declive hasta las riberas del Guaire, entonces río anchuroso y de aguas limpias. Fue precisamente en aquellos predios donde el Padre Mohedano realiza en el último cuarto del siglo XVIII la siembra de seis mil cafetos.


A raíz del terremoto de 1766 propusieron el Ayuntamiento de Caracas reconstruir la ciudad en el valle de Chacao. Esta iniciativa no prosperó y durante casi dos siglos más siguió siendo un paraje casi rural enmarcado entre verdes cañamerales  y torreones de trapiches. Allí tenía su escuela de música el Padre Sojo; estaba la posesión de Bartolomé Blandín y las estancias de la Floresta y El Convento, Los Ravelos y Las Mercedes, Chacao, como Sabana Grande, eran pequeño caseríos de agricultores.

Hasta no hace mucho tiempo existió un pintoresco “paso a nivel” en el cruce de la línea férrea Caracas-Petare –Santa Lucía con la entrada en el Country Club. Por aquella Trocha – además del tren- circulaban un tranvía de dos pisos que hacía itinerario regular entre la estación de Santa Rosa y Petare.  Actualmente  es parte de la Avenida Libertador.
 
Las Delicias
Sabana Grande 

Las Delicias
Sabana Grande 

En el lugar que hoy ocupa el Caracas Country Club poseyó extensa finca Bartolomé Blandín, quién era hijo de un farmacéuta  francés que vino a Venezuela en 1740, Bartolomé Blandín tenía en Chacao su estancia que era el lugar predilecto de reunión de las principales familias caraqueñas, que cultivaban la música con esmero, Arístides Rojas comentaba que las primeras reuniones musicales de Caracas se efectuaron en el oratorio de los Padres Neristas y bajo la arboleda  de “Balndín y “La Floresta”. El primer cuarteto fue ejecutado a la sombra de los naranjeros, en los días que sonreían sobre los terrenos de  Chacao los primeros arbustos de café”.
 
Chacao Colonial



En la Hacienda de Blandín, San Felipe y La Floresta que pertenecieron a Blandín y los Padres Sojo y Mohedano se cultivaron en gran escala en el valle de Caracas  las primeras plantaciones de café, en 1784.  Hasta ese momento la planta crecía como un adorno exótico en vez de planta reproductiva. “ Los granos y arbustillos recibido de las Antillas francesas había sido distribuidos entre los agricultores”. Sin ser plantados aún de manera masiva.

Adoptando el método utilizando en las Antillas para la plantación de café lograron obtener cincuenta mil plantas. Por primera vez el padre Mohedano y sus aliados contemplarían el blanco florecer en las ramas de los cafetos, para celebrar tan gran triunfo, recolectados los granos requeridos para preparar la primera infusión de café que habría de saborearse en el valle de Caracas, ofrecieron una fiesta campestre. Fue en Blandín a fines de 1786, con asistencia de aficionados a la música y de familias y personajes de Caracas.
“ Por grupos irían llegando los invitados unos en cabalgaduras, otros en carreta de bueyes, pues la calesa no había, para aquel entonces,  hecho surco ni en las calles de la capital ni en el camino de Chacao. Por otra parte, era de lujo, tanto para caballeros como para damas, manejar con gracia las riendas del fogoso corcel, que se prestaba ricamente enjaezada, según uso de la época”.

Bajo la arboleda se interpretaron melodías. Después del almuerzo comenzó a servirse el café. La primera taza se ofreció al padre Mohedano, mientras todos aplaudían.
En este siglo la hacienda Mohedano se convirtió en la Castellana,  la hacienda La Floresta del Padre Sojo en la Urbanización de La Floresta, y la hacienda Blandín en el Country Club.
El Country Club es una denominación                         
 
Josefina Pérez Velásquez en un corredor de casa antígua conocida como "La Granja" ubicada al norte de la actual casa del Caracas Country Club. En mi leyenda original especifico que "La Granja" se encontraba al norte de Blandín. Colección privada de Eduardo Pérez-Viana.


Country Club 1950 


La Caracas que Conocí inglesa de un lugar de esparcimiento situado en el campo con instalaciones y canchas para practicar deportes al aire libre. El primer Country Club de Caracas estuvo en terreno de la hacienda La Vega en  lo que hoy es Vista Alegre. En 1929 se formó  el “Sindicato Blandín” que adquirió la hacienda Blandín donde proyectaron  los campos de golf. El proyecto de los arquitectos norteamericanos Olmsted Brothers quienes desarrollaron la práctica de diseño urbano del paisaje, con una nueva actitud hacia la naturaleza “como un remedio a los males causados por la desintegración moral generada por las grandes ciudades sin forma, tanto física como social”. 

Fuente : El Diario de Caracas 1983
MB 

domingo, 14 de julio de 2013

Paseando por la Parroquia Altagracia ( Norte 6)

La Caracas que Conocí 
Francisco A Moya 
La Calle Norte 6 

Interesante recorrido por las esquinas de la Norte 6  en el siglo pasado ( circa  1920) 

"Se inicia en la esquina de Piñango donde construyó el general Antonio Pimentel una espaciosa casa, la cual fue saqueada por el pueblo el famoso 14 de febrero después del fallecimiento del general Gómez. Actualmente ocupa esta casa la Civil de la Parroquia Catedral.

En virtud de que la calle Oeste 2 hacía una batea a contar desde la esquina Llaguno a Bolero fue construido un puente, razón por la cual se hizo necesario demoler la casa del colegio “Chávez” en Llaguno. También, en esta calle demolió el antiguo Patronato del colegio San José de Tarbes para construir la Torre del Banco Nacional de Descuento, recién desaparecido. Continuando de Llaguno a Cuartel Viejo estuvo residenciado el doctor Carlos Jiménez Rebolledo cuando desempeñaba el cargo de ministro de Guerra y Marina, hoy defensa nacional. En la acera del frente la hermosa vivienda del señor Max Valladares, muy elegante, de monóculo y siempre de clavel en el ojal del paltó, parece gozaba de gran renta derivada de concesiones petroleras. De Cuartel Viejo a Balconcito, la Congregación de las Hermanas Franciscanas. En la esquina de Balcón construyeron los hermanos Antonio y Ramón Pimentel una gran casa en dos niveles.
 
Esquina de Cuartel Viejo
Imagen de Alfredo Cortina
1950 
Esquina de Balconcito a Truco 


Esquina de Altagracia 

Este desnivel provocado por la subida que se iniciaba en la esquina del Cuartel Viejo. La calle continuaba al Truco y al Guanábano, donde se iniciaba el Puente de los Suicidas en vista de que en aquella época gozó de presencia entre los desquiciados que se quitaban la vida yendo a caer al fondo del alto puente. En Caracas era muy corriente, cuando alguien se disgustaba con o sin razón, el que se le aconsejara tirarse por el Puente del Guanábano. Las Dos Pilitas era el final de esta calle en el perímetro urbano, aunque continuaba en despoblado por la Sabana del Blanco donde estaba ubicado el Seminario Diocesano."

 
Puente Guanabano
El Puente Suicida hasta que llegó el Metro de Caracas

Construcción Av Baralt
Puente "LLaguno" llamado también Carmelitas

Historia menuda de Santiago de León

“ Bajando por Sanchorquiz por el llamado Camino Real de los Españoles lo primero que se encontraba era el Polvorín  y Los Mecedores Sanchorquiz es una corruptela de Don Sancho Alquiza, Gobernador de Caracas que tenía allí una estancia para ir a pasar los días bochornosos del verno. A la izquierda del viajero se podía contemplar los paredones y Cipreses del Cementerio de los Hijos de Dios, el cual ha debido conservarse  pero desafortunadamente fue abatido por el afán de urbanizar esa típica zona, como pasó con multitud de viviendas que eran un claro exponente de la arquitectura colonial.




Los Mecedores eran sitio de refugio en los años de nuestra niñez. Allí entre las lianas o bejucos nos columpiábamos a nuestro antojo, para más luego irnos a refrescar en una límpida caída de agua que resbalaba por una pared natural de granito . O nos íbamos a montar papagayos o cometas a la Sabana del Blanco, sanas y agradables costumbres, gratas al cuerpo y al espíritu, hoy caídas en desuso.


Trepar las faldas del Ávila era uno de nuestros deportes favoritos. No existía cueva o rincón en Galipán que no conociéramos, lo mismo en toda la fila de la cordillera hasta la propia Silla de Caracas o el Picacho de Naiguatá; desde esos sitios contemplábamos el cuadrilátero como un enorme tablero de damas, rodeado de una verde y lujuriante vegetación cortada a trechos por las límpidas ninfas del Catuche, del Anauco o del Guaire, en cuyas márgenes la heráldicas palmeras, abanicadas por la brisa, jugueteaban con las blancas palomas que en tropel surcaban el cielo de aquel Caracas, mientras  que los viejos y queridos techos de rojas tejas cubrían los hogares donde se veneraba a Dios, y donde nadie osaba penetrar , respetando la sana tradición venezolana de la propiedad.


En las noches de luna, en la agradable compañía de nuestro desparecido y fraterno amigo Raúl Carrasquel y Valverde, nos encaminábamos por estrechas calles y largos callejones pastoreños, rememorando los viejos tiempos, idos hasta en el recuerdo: Raúl tenía pasión por esta parroquia, allí fundó su hogar en la grácil compañía de Iraida Regina. Ambos ya no están con nosotros, pero pueda ser que al filo de la medianoche materializados con niebla del Ávila, vuelvan a transitar por el Boulevard Brasil y tomados de la mano contemplando de nuevo la Caracas de antaño. La de la Cruz de Mayo, la de la Semana Santa, la de los nacimientos y villancicos, la de San Silvestre con un tronar de morteros y campanadas echadas al vuelo, mientras el bronce del Libertador galopa eternamente en la mente patriótica de todos los venezolanos. 
En la parroquia de La pastora en el sitio llamado La Puerta de Caracas, existió un almacén de la Compañía Guipuzcoana cuya casa Matriz ocupaba dos inmuebles de la hoy Avenida Urdaneta, posiblemente en el mismo lugar donde hoy está el Banco Central de Venezuela.


Don Diego de Lozada hizo construir dos ermitas, una, la de San Mauricio en la esquina de Carmelitas, y la otra la de San Sebastián, en la esquina de Santa Capilla. La imagen de San Mauricio en estampa, que había sido encargada a Castilla, fue conducida en procesión a su ermita (Actas de Cabildo, tomo II) la cual años después fue presa de las llamas, pasando el culto de este santo a la Ermita de San Sebastián. (En la actualidad Santa Capilla) . Algunos escritores han supuesto que la Ermita de San Mauricio quedaba frente a la de San Sebastián, lo cual es inexacto, esta confusión debe obedecer a que la única ermita en esta esquina tomó el nombre de los dos santos por las razones ya expresadas, y más luego fue conocida como San Mauricio a secas, igualmente en la esquina en cuya parte   sur-oeste  existió la Comandancia de Armas y el Cuartel de San Mauricio. Igualmente se ha pretendido que existía un pasadizo subterráneo entre éste y la Iglesia de San Francisco, lo cual cabe dentro de la leyenda; en verdad existió un subterráneo usado como polvorín.




En las memorias de Obras Públicas de 1875, ocurre una resolución del Ministerio de Fomento ordenando reformar el ya citado cuartel y nombrando una Junta de Fomento  compuesta por los señores Generales Víctor Rodríguez, Pedro Arismendi Brito y A. Loutowzky . El presupuesto presentado montaba una suma de seis mil cincuenta venezolanos, con diez céntimos. El Cuartel de San Mauricio sufrió grandes reparaciones, debido a que el Gobierno del General Cipriano Castro había dispuesto que sirviera de oficinas de Telégrafo Nacional, el cual funcionaba anteriormente de Torre a Principal. Muchas personas son partidarias de derrumbarlo y en su lugar construir un parque, la idea sería plausible si se hiciera de inmediato, pero existe el peligro que al igual que San Jacinto y la Torre, se convierta por saecula saeculorum en un estacionamiento de automóviles, que con los ranchos de los cerros afean enormemente la ciudad.” 

Fuente: Portal del Cuatricentenario
De Nicolás Ascanio Buroz
El Universal /Agosto de  1963

Notas actualizadas del Lic. Juan Gant-Aguayo ( julio 2015) 

El sitio de Sanchorquiz efectivamente debe su nombre a Sancho de Alquiza (1606-1611) gobernador que fue de la provincia. Mas no se le debe por ninguna estancia que supuestamente tuviera allí este caballero, que los gobernadores en funciones tenían prohibido adquirir bienes en la provincia a donde iban a gobernar. Sucede que ese abrevadero fue el sitio escogido por este gobernador para acampar la milicia cada vez que iba a marchas forzadas a la Guaira a defenderla de los piratas cuando sonaba la alarma de los vigías.

La ermita que mandó a construir Losada fue la de San Sebastián. La ermita de san Mauricio la hacen los devotos en 1578 en honor a ese santo y como voto por la plaga de langostas que asolaba los trigos ese año y el anterior. La ermita de san Mauricio duró bien poco, pues en 1580 se quema y la imagen del santo va a parar (provisionalmente, dijeron) a la ermita cercana de san Sebastián, y allí se quedó para siempre. La ermita de San Mauricio, anunque en el plano de Pimentel de 1580 aparece situada en el solar de carmelitas suroeste, en realidad estaba una cuadra más al oeste, en Llaguno suroeste.

sábado, 13 de julio de 2013

Antaño y hogaño, Caracas

Antaño y Ogaño [Sic]
Portal del Cuatricentenario 
Por Nicolás Ascanio Buroz
El Universal /Agosto de  1963



En 1963 Nicolás Ascanio Buroz, escribía alarmado sobre la violencia que sacudía la Caracas de entones y hace severas reflexiones, expresaba: “Que Chicago con  Al Capone, se quedaba muy atrás en delito, con lo que ya era la ciudad en la historia del delito, mientras las Autoridades  se cruzaban de brazos y de cuando en cuando se reunían para cruzar ideas sobre tal estado de cosas que tienen alarmada a la población. Esto es considerarse incapaz para mantener el orden, para proteger la vida de la ciudadanía  lo cual es una obligación del Gobierno.  Con avisos, comunicaciones, letreros etc., no se hace nada, es prácticamente nulo. Lo que necesitamos es mano de hierro.” 

Han transcurrido cincuenta años desde que el artículo que a continuación transcribí y comparto con ustedes fuera  publicado en el Universal,  pareciera que cada palabra está  más vivas que nunca, lamentablemente. 

 “Caracas la gentil. La de nuestros años mozos, la que andaluzo concurría a los templos, la que airosa asistía a las retretas dominicales, ya no existe, se perdió irremediablemente,  en el ingrato remolino de un nuevo tiempo materialista y despiadado. 



Aquella apacible ciudad de comienzos de siglo, con todos sus defectos, con su falta de confort la preferimos ante la actual, convertida de la noche a la mañana en una liza de violencia extrema.
Nos causa enorme tristeza los niños de esta generación  que no conocieron la paz de las convencionales casonas de sus mayores, que no gustaron de las excelencias de aquel vivir. Que no disfrutaron de los amplios corrales plenos de matas de mangos, de guayaba, y donde el estanque (…)  La sonriente mañana o la noche de luna (…) Aquellos corrales donde el gallo lanzaba sus crinadas, y a los cuales concurrían sin miedo alguno multitud de pájaros cantarinos a hacerle  (…) a las cigarras. Aquellos corrales de nuestra niñez saturada de albahaca y yerbabuena, donde oleadas de mariposas formaban arcoíris en las copas de los chaguaramos. ¡Pobres niños! Prisioneros entre las cuatro paredes de un incomodo apartamento, sin sitio donde jugar, donde galopar caballos en palos de escobas, sin tierra donde hacer canales o lagunas, ni poderle hacer maldades al gato que, espantado, salía a ocultarse a alguna de las hornillas de la cocina. Que jamás supieron de los cuentos del baño con totuma, de los paseos en tranvía o en el coche, y que nunca acudieron a la “Rinconada” a comer bizcochuelos con  un vaso de pura y blanca leche. Que no saben de delicias de un  “te..che” o majarete, de un pedazo de torta de bejarana, de  la cojita o de unos alfajores.
Estos  niños de ahora no conocen las horas transcurridas en un verdadero hogar, donde a demás de los juegos, había un tiempo sagrado para rezar el rosario en familia, y otro para recibir las elementales normas de educación, pues esta comienza. Estos niños de ahora no saben tampoco lo que significa una navidad de antaño, los nacimientos caídos en desuso como otras tantas tradiciones (….) 



( …) Los chóferes de los carros por puesto no se cuidan del lenguaje, y menos aún del cigarrillo que llevan, cuyas chispas y cenizas caen en el rostro y ropas de los pacientes pasajeros. Los radios los sintonizan a todo volumen y cuando se encuentran con un colega amigo, la salutación es una estentórea nombrada de madre. Todo esto ha traído como consecuencia que inmigrantes que se dedican al mismo oficio se contagien y superen a los mismos criollos, siendo aquello de que: “al país que fuere haz lo que vieres”. Y que a ningún pasajero se le ocurra reclamar porque lo ponen más sucio que un felpudo. Y que los autobuses mejor no hacer ningún comentario. Los sufridos peatones de esta modernísima Santiago de León pasan inenarranables torturas a diario, son los veteranos del cada  día  más confuso  transitar  capitalino. 

Los pedigüeños y buhoneros son un azote, materialmente invaden las aceras a las hora de mayor tráfico, dificultando el transitar libremente por ellas. En las calles comprendidas entre las esquinas de Carmelitas y Mercedes es materialmente imposible andar tranquilo. Penetrar al Correo es uno de los trabajos de Hércules, los vendedores de sobres, papel, bolígrafos y postales forman una espesa muralla. Los alrededores de los templos son los sitios escogidos por los mendigos muchos de ellos alargan una pierna ulcerada dejando la mitad del trayecto para los caminantes. En la cuadra de San Francisco la venta de barajitas, santos y brujería nos hacen retroceder a más de trescientos años. Por allí campea una mujer con el rostro oculto con una pañoleta acompañada de cuatro o cinco cría    cosa particular, no son iguales en fisonomía ni en color,  todos los días de la semana. Amén de todo lo narrado pululan borrachitos, locos y locas, con sus gritos y sus frases nada edificantes.”   



Para los caraqueños que ya hemos pasado de los cincuenta años que queremos a la Patria como nuestra madre; apegado mejor dicho a nuestras arcaicas costumbres, es motivo de tristeza y alarma el suicido intelectual de la nueva generación.