martes, 27 de diciembre de 2011

Feliz Año en la Plaza


Hace más de cien años era la gran novedad recibir el año en la Plaza Bolívar. Hasta el simpático extremo de que la publicidad vernácula se esmeraba, siempre oportuna y graciosa, en una variada gama de alusiones que insinuaban entusiastamente a “meterse dentro de los peroles”, en cuanto a ropa apropiada, abrigos, y sombreros para enfrentarse al frío caraqueño, al “Pacheco”  imperante en la Plaza Bolívar en la gran noche.  

Alrededor de la Estatua del Libertador fue tradicional la recepción de año nuevo, especialmente mientras la Ciudad no pasó de los 150.000 habitantes y no se extendió tan desbordadamente como en  el  último cuarto de siglo. Las costumbres nacen, se desarrollan o desaparecen según las circunstancias. En  navidad o año nuevo , en días o noches de cualquier acontecimiento o festividad, un sitio como la Plaza Bolívar era infalible para toda clase de reuniones en un cercano o remoto ayer. 

Como en Caracas, en las plazas de capitales o poblaciones del interior resaltaban los saludos y las especiales manifestaciones de amistad- apretados abrazos de feliz año- con fondo de campanadas, soberanas del tiempo. Corazón de Venezuela y de su Capital, la Plaza Bolívar tiene en su pulso geográfico todas las huellas de la historia... era así como se celebraba el año nuevo en la Caracas de ayer.



Imagen de El Cronista de Caracas 


Eso de “precios equitativos” era una costumbre generalizada en la publicidad de hace justamente un siglo.

Año Nuevo En La Plaza




La recepción popular del Año Nuevo constituía una de las importantes reuniones de la Caracas colonial y como suceso de tal naturaleza se realizaba o celebraba en el sitio principal de la urbe: La Plaza Mayor.
La Ciudad concentraba en las cuatro cuadras de la Plaza los más importantes aunque modestos edificios de una ciudad que ni soñaba con los recursos de las capitales de los virreinatos. La Casa de Dios: la humilde iglesia de adobe y palma  que llegaría a lucir la airosa torre que perdura.  Coronada hace  doscientos años por la estatua de la Fe, obra de Juan Pedro López, abuelo de Andrés Bello, como hace poco descubrió un hombre joven, culto y estudioso: Carlos Duarte, a quién hace algún tiempo tuve el gusto de presentarle la hermosa estatua de cerca después de invitarlo a subir por la rampa catedralica que recuerda – a pesar de sus pequeñas proporciones – la majestuosa rampa de la torre de la Catedral de Sevilla que más se conoce como  La Giralda.

Cuando gobernaba Castro desde la Casa Amarilla y era habitual la visita del Presidente a la Plaza Bolívar, vivió ésta las últimas y más resonantes recepciones del Año Nuevo en la plaza  que se había incrementado en los días de Guzmán Blanco con la inauguración de la estatua el 7 de noviembre de  1874. Fue fastuosa la celebración de la primera navidad con estatua del Libertador en el corazón de Caracas. Y sencillamente histórica la primera recepción del Año Nuevo  el día de San Silvestre de 1874, el 31 de diciembre que daba paso al novísimo 1875. Por cierto que el “frio polar” al que aludieron crónicas fue aprovechado para que los comercios que se especializaban en ropa anunciaran sus  “buenos surtidos” de abrigos y sobretodos para combatir el frío en la Plaza Bolívar durante las últimas noches del año. Así insertaron sus avisos en “La Opinión Nacional” y el “Diario de Avisos” por ejemplo: “La Sombrerería de la Palma” , destacaba con orgullo  que “por los últimos vapores acabos de recibir un gran y variado surtido de los sombreros, entre los cuales hay muy finos y elegantes de felpa negra- última moda de París-, a precios equitativos” .
Eso de “precios equitativos” era una costumbre generalizada en la publicidad de hace justamente un siglo. Pues el más popular negocio de su tipo en Caracas, el “Café el Ávila” ( Calle de Letras Patria, Plaza Bolívar) , al señalar sus servicios de todo el año así como los especiales para la temporada de la ópera u otras funciones en el Teatro de Caracas (1825-1919) insistía:  “Precios equitativos, servicio esmerado y pronto” extensivo a nuestros favorecedores al ofrecerles  “nuestra magníficas hallacas de gallina”. Lo mismo decía “Mi Despensa” en la Calle del Comercio- Padre Sierra hacía el Sur- en cuanto a quesos de Flandes, Jamones de York,  Salchichones de Lyon, vinos de Burdeos, tabacos y cigarrillos de la Habana, conservas “con o sin trufas” procedentes de España, tales como pavos capones y perdices y mantequilla legítima del Señor Busck Jr” .

Era una costumbre muy extendida en todo el País esa la de recibir el Año Nuevo en las Plazas. En estos centros de ciudades y poblaciones se intercambiaban los abrazos de tan excepcional Nochebuena, ante símbolos de religión y de patria como los bronces de las campanas y las estatuas.
Vale recordar  que los Presidentes  como los Generales Antonio Guzmán Blanco ( el Ilustre Americano), y Francisco Linares  Alcántara ( El gran demócrata), los Doctores Juan Pablo Rojas Paúl y Raimundo Andueza Palacios  y el general Cipriano Castro recibieron o esperaron el Año Nuevo en la Plaza Bolívar.
Reseñaba nuestro cronista Lucas Manzano “ Era costumbre desde cuando Guzmán Blanco estaba al frente de los destinos de la Nación, y el despachando en el edificio del Principal, imprimirle a la noche de San Silvestre la mayor solemnidad, a fin de que el año entrase bajo buenos augurios”. 

Fin de año en La Plaza Bolívar
tal vez años 50 

Fuente: Plaza Bolívar Corazón de la Patria
Caremis.
1967

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Patinadores de Diciembre



Patinadores años 20

Patinadoras en Caracas
El Paraíso 1920 C

Tal vez porque el lago de su pueblo no se helaba en el invierno, o porque quiso hacer del patinaje un placer de todas las latitudes, un joven artesano holandés tuvo un día la idea de poner rueda a sus zapatos. Así nació el patín que rodando por parque y avenidas del mundo, vino a sumarse a los elementos característicos de la Navidad caraqueña. De todas las cosas de la gran industria extranjera vuelca sobre nuestro País, el patín es la única que no ha contribuido a desnaturalizar la tradición. Por el contrario, se les puede considerar ya algo tan nacional como las hallacas y el furruco.

Nuestro amable “pacheco” -fabuloso rey criollo de los aires decembrinos- no llega a darnos hielo para trazar en él signos mágicos con los filos de los patines; pero gracias al modelo de ruedas el patinaje es entre nosotros deporte de invierno, e invernal es la alegria que nos comunica. Tampoco tenemos laderas cubiertas de masa nieve, pero el genio del niño criollo creó su versión caraqueña del trineo - un cajón y cuatro ruedas de un patín- y se lanzó a volar por las cuestas de la Ciudad.

Aquí están los patinadores, primer anuncio de la navidad en Caracas. Algunos llevan flamantes “Kingston” bien ajustados al calzado de marca indescifrable; otros míseras “planchas” resconstruidas que se sujetan a las alpargatas con increíbles enredijos de guaral. Todos sin embargo dicen lo mismo: sus risas, sus canciones, el estruendo de sus ruedas son el indicio mas cierto de que faltan pocos días para que el niño Jesús nazca en su Belén de cartón y paja teñida.

Y el vecino de sueño liviano que se queja de la bulla que hacen los patinadores, al saberlo será un poquito más indulgente hacia ellos, y los envidiará al pensar que acaso son los únicos caraqueños que conocen el gusto de quitarse el frío navideño conversando entorno a un fuego, aunque éste sólo sea el de un criollo anafe de arepitas, pariente pobre de la chimenea tradicional.

Caracas Física y Espiritual de Don Aquiles Nazoa.

Pag 230
Patinadores de 1947 

martes, 20 de diciembre de 2011

Los Cañonazos y los Cuarteles

El Cañonazo de San Silvestre
Desde  San Carlos

Por las reminiscencias de don José García de la Concha- que merecieron las mayúsculas de un sabroso volumen – sabemos que era muy raro el caraqueño que decía:
-Voy a esperar el año en tal o cual parte.
Por lo regular siempre hablaba de el cañonazo.
Por ejemplo:
-Yo esperaré el cañonazo en la Plaza Bolívar, en la Santa Capilla o en casa.
Recordando épocas que remontan a su infancia. Don José- tan enamorado de la nativa ciudad de perdurable torre blanca, techos rojos y azules lomas- nos contaba en la paz del Museo de Arte Colonial la historia de un cañón maravillosamente usado en una alegre guerra… Un cañón  con nombre, y con acusada personalidad, que solamente disparaba alegrías y emociones y merece los honores de un museo como reliquia caraqueña y, precisamente, como cañón de paz:
“ En el antiguo cuartel de la Trinidad, en el antiguo cuartel San Carlos, en el ángulo que mira al sur-este se instaló un grande y viejo cañón de épocas remotas, negro, solo, era como el vigía de la Ciudad, todos lo respetaban y querían, era como un símbolo para crear un museo.

El Cañonazo desde la Planicie

Volviendo al cañón así recordado por don José…. “ Este cañón era familiar entre los caraqueños. No había quién no lo conociera. Tenía su personalidad. Y había chicos que lo llamaban La Cochina, otros la Verraca y como solo se dejaba oir su voz en la Plaza Bolívar en Año Nuevo o fiestas nacionales, le decían también  La Casaca. Y de ahí se originó un conocido estribillo de
La Cochina,
La Verraca,
La Casaca
é tu papá.

Para la generación finisecular de don José era inolvidable la famosa resonante cochina que daba el estampido de media noche en el Año Nuevo: “ Todos la esperábamos; al día siguiente eran romerías de muchachos los que nos llegábamos hasta el San Carlos a ver, oler y tocar el consabido monstruo y a preguntarle al centinela cómo lo habían cargado, como lo habían prendido, cuanta gente mató, si se oyó fuerte y tantas cosas que preguntaban los chicos”

Desde 1910 cuando se levantó en la Planicie La Escuela Militar, se instalaron en preeminencia tan caraqueña dos viejos cañones para las salvas de ordenanza y a ellos se les encomendó el insustituible cañonazo de Año Nuevo, que daba la hora de dar los abrazos.      

Caremis en su libro
“Plaza Bolívar Corazón de la Patria”
Pág. 43 y 44.

Cuartel San Carlos




ORIGEN DE NUESTRO CAÑONAZO DE AÑO NUEVO



La Gran Serenata

“Sigue adelantando con calor el pensamiento de esperar reunidos en la Plaza Bolívar la venida del año 71 y ver expirar el que está muriendo, en la noche del sábado. Y como parece como resuelta que la Plaza estará iluminada con esplendidez, y que las bandas de música alternarán ejecutando trozos escogidos de ópera y baile, desde las nueve hasta las doce de la noche, diversas personas se han dirigido al cronista de La Opinión Nacional, rogándole excite al señor Comandante de armas del Distrito a disponer que una pieza de artillería situada en lugar conveniente, en una de las plazas centrales de la ciudad disparase tres cañonazos al sonar el último campanazo de las doce, que serían funerales del año que perece  y al mismo tiempo saludo de año nuevo”

Fuente: 
La Opinión Nacional
Caracas Física y Espiritual de Aquiles Nazoa.


¡No despilfarre sus utilidades! adquiera con tiempo uno de estos preciosos objetos

Unas pantuflas con trabillita de tripa de automóvil y una vela de sebo de Flandes para ablandarse los callos de noche.

Un par de yuntas de vidrio con un paisajito dibujado adentro.

Un frasco de ají en leche con una tusa para taparlo.

Un ejemplar de la novela “ Maldita sean las Mujeres”.

Un Flux volteado.
Una mota de perillita.

Una cesta para la ropa sucia, con tapa en forma de muñeca disfrazada dedama antañona.

Un tobo desconchado, con la desconchaduras disimuladas con pintura al óleo.
Un juego de copas de concha de coco pulida, hecho en Maracaibo.

Una lámpara de cacho en forma de pescado con un bombillo en la boca.

Si alguno de estos objetos le parece suficientemente bonito para comprarlo, entonces le aconsejamos que se compre un revólver y se pase la Nochebuena tirándole tiros al vecindario.

Fuente: 
Caracas Física y Espiritual de Aquiles Nazoa.




ORIGEN DE NUESTRO ABRAZO DE AÑO NUEVO


Este artículo está dedicado a aquellos que se encuentran en otras fronteras y mantienen vivos el recuerdo de la Caracas natal.

Origen del Abrazo de Año Nuevo

“Tienen los franceses una bella costumbre que nosotros deberíamos imitar…El día primero del año todos los que han tenido algunas relaciones se buscan, se abrazan y se dan el ósculo de la amistad, dando por terminadas todas las diferencias” 
Tomás Lander
– El venezolano, Caracas 13 de enero de 1823.


También reseña Caremis en su libro
“Plaza Bolívar Corazón de la Patria”

El Venezolanísimo Abrazo

De algo muy venezolano como es el abrazo de Año Nuevo, bordó una fina estampa Andrés Eloy Blanco.
Fue cuando finalizaba el año de 1923, la medianoche madrileña del 31 de diciembre. Vibra en medio de la nostálgica madeja de estrofas. En un Madrid alegre, cordial y desbordado, para él tan propicio por la gloria poética del premio al Canto a España, pero en una noche singular para sentir la ausencia, para escuchar el pleamar de la nostalgia:

“ Aquí es tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compás de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja.
pero aquí no se abrazan ni gritan ¡Feliz Año!
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola y la tristeza
del que está al margen  del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena”

Así el joven y laureado poeta, meditativo ante la Puerta del Sol, soñando en la ruta de las carabelas tres años antes de la proeza de Lindbergh, haciendo un recorrido de sueños y remembranzas desde la tierra castellana hasta la arena cumanesa, desde las bocas del Guadalquivir hasta las del Orinoco, desde el Mediterráneo hasta el Mar de las Antillas y desde la gran plaza madrileña hasta la Plaza Bolívar de Caracas, pintada en sus versos famosos:

“¡ Oh, nuestras plazas, donde van las gentes,
sin conocerse, con la buena nueva!
las manos que se buscan con efusión unánime
de ser hormigas de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol,
le dicen cosas de honda fortaleza:
-Venir, compadre, que las horas pasan,
¡Pero aprendamos a pasar con ellas!-
Y el cañonazo en la Planicie
Y el Himno Nacional desde la Iglesia,
y el amigo que viene  a saludarnos:
-¡ Feliz Año, señores!- y los criados que llegan
A recibir en nuestros brazos
El amor de la casa buena.
Y el beso  familiar a media noche:
-La bendición,  mi madre.
                -¡Qué el señor te proteja…!
Y después, en el claro comedor de la familia
Congregada para cena..”  



jueves, 1 de diciembre de 2011

Los pulperos de Caracas





Un pulpero, viendo entrar un ciego en su negocio y con intención de hacer propaganda a sus artículos, dijo a unos de sus clientes, en ese instante de visista:

-¡ Qué madre tan bondadosa es la naturaleza! como desarrolla en los pobres ciegos los sentidos. El del olfato, por ejemplo. Esto es admirable! ¡ No se equivocan nunca! ahora verán ustedes.

Y acercando las narices del cieguito a un paquete de café molido, le preguntó con énfasis :

- ¿ Qué es esto, hermano?

El interpelado respondió , sin vacilar:

- ¡ Tierra !



Fuente:
Estampas Caraqueñas
Gabriela Shael
Martínez
1975

las imagenes pertenecen a la revista el Farol, publicada en 1960.
Refiere la nota de la segunda imagen
" Otra pulpería. En la pared hay gruperas y mecates. En el mostrador las características botellas de carato. Pueden verse las arnaduras, velas, bollos de pan y otros comestibles. A la extrema izquierda hay un típico "perolero" eran generalmente italianos que fabricaban de latón, regaderas, cántaros para el tinajero, faroles, rallos de cocina etc, el mostrador está forrado de hojalata"

sábado, 19 de noviembre de 2011

Esquina de Altagracia

La primera identificación conocida de la esquina de Altagracia-cuando el Cabildo resolvió empedrar algunas calles, el 14 de julio de 1603- es la de esquina de María de Zabala y Francisco Infante, quienes indudablemente tenían allí sus solares. Algunos años después, los Hermanos de Nuestra Señora de Altagracia, cofradía de mulatos fundada en 1616, dieron comienzo a la construcciòn de la ermita dedicada a su patrona, en el solar que el Cabildo les adjudicó con ese propósito, y que había pertenecido a Doña Inés de Toro. Desde entonces, la esquina comenzó a ser llamada de Altagracia.

Varias veces destruida por los terremotos que periódicamente han azotado a Caracas, y varias veces resconstruida, la iglesia de Altagracia, ergida en 1750, permanece íntimamente ligada a esta antigua esquina Caraqueña. Al norte del templo se haya la Plazuela, con el monumeto ergido en 1921 a José Martí ( "Deme Venezuela en qué servirla; ella tiene en mí un hijo"). Al sur entre la iglesia y el convento de las Carmelitas, estuvo antiguamente la casa parroquial, con su huerta, y, detrás, el pequeño cementerio, que fue clausurado en 1825, construyéndose una pequeña alameda que sirvió por algún tiempo como mercados de flores.  

Rafael Valery "La Nomenclatura Caraqueña" Pág 120

Plaza  José Martí, Caracas 1930s

Caracas y sus esquinas , años 50´s (Imagenes de Alfredo Cortina)
Esquina de Altagracia

Caracas y sus esquinas , años 50´s (Imagenes de Alfredo Cortina)
Esquina de Altagracia

Caracas y sus esquinas , años 50´s (Imagenes de Alfredo Cortina)
Esquina de Altagracia

La Esquina de Balconcitos ( hoy Balconcito)

Retomando el origen de las  esquinas de Caracas, haré hoy referencia a la Esquina de Balconcito en la Parroquia Altagracia, que forma parte de la Av. Baralt.

Dice Rafale Valey en su obra la Nomenclatura Caraqueña, pág 127   lo siguiente:
Balconcito:
"En la Caracas de antaño, de sus casas generalmente bajas, "por recelo de los temblores", han debido sobresalir las pocas de dos plantas, entre ellas alguna con un balconcito asomado a esta esquina.
Pero el nombre es relativamente reciente. El plano de 1843 ya lo trae, pero cuando, por 1785, Don Felipe Llaguno construyó una casa en la esquina que lleva desde entonces su nombre, ofreciò construir cañería a su propia costa para obtener el agua sin dependencia, por la calle "que sube de la calle que llamaban del Cuartel Veterano arriba hasta la casa que distribuye la alcantarilla en la esquina  más arriba". Esta es la esquina de Balconcito, y éste pudo ser parte de la casa que distribuía el agua.

Será esta la casa de dos pisos  con el balconcito¿?
Imagen de Alfredo Cortina
Esquinas de Caracas
años 50  

Imagen de Alfredo Cortina
Esquinas de Caracas
años 50


viernes, 28 de octubre de 2011

EL PARQUE LOS CAOBOS

 EL PARQUE  LOS CAOBOS     
              
El parque “Los Caobos” primero fue hacienda de cacao. En 1810 era una hacienda cacaotera administrada por unos franceses que la abandonaron posteriormente. Dos años más tarde, las tropas realistas pasaron a ocupar la plantación siendo su dueño Gerardo Patrullo, quien realizó algunos cambios e incluso izó en el centro de la hacienda la bandera de España. Luego, cuando se libró la batalla de Carabobo, Patrullo huyó, y los familiares de Ambrosio Plaza, quien murió en batalla, pasaron a ser los propietarios por orden del entonces Presidente, José Antonio Páez.

Para 1865 estaba en ruinas esa hacienda y es así que vendieron el terreno por diez mil pesos a los hermanos Bernardino y José Antonio Mosquera y la convertirán en hacienda de café y para la conveniente sombra protectora los nuevos dueños se encargaron de sembrar caobos traídos de Santo Domingo.

Al morir los propietarios, sus herederos decidieron vender el terreno a un consorcio extranjero para hacer allí una urbanización; sin embargo, en 1925, el general Juan Vicente Gómez para evitar que fueran talados sus árboles, expropió la hacienda por cuatrocientos mil bolívares y la transformó en “Parque Sucre”, en homenaje al Gran Mariscal Antonio José de Sucre, el recordado y ejemplar Mariscal de Ayacucho.

En 1943 bajo la Presidencia del general Isaías Medina Angarita, es donado por la nación a la Municipalidad del Distrito Federal. En esa época el Parque abarcaba más de veinte hectáreas. Actualmente son 17,62, donde  están sembrado más de cuatro mil árboles.